Moragas, Tomàs
Tomàs Moragas
(Girona, 1837 – Barcelona, 1906)
Tomàs Moragas nació en Girona, pero, cuando era muy pequeño, su familia se trasladó a Barcelona. A los 13 años ingresó en la Escuela de la Llotja, donde estudió bajo la dirección de los maestros nazarenos Claudi Lorenzale y Milà i Fontanals. Hizo amistad con varios compañeros de clase, como Marià Fortuny, Jeroni Suñol, Ramon Tusquets y Josep Tapiró.
En 1858, después de terminar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes, se trasladó a Italia, siguiendo los pasos de Fortuny, a pesar de no contar con una beca para financiar su estancia. Le acompañaba el escultor Jeroni Suñol, y más tarde se unieron Tapiró y Agrasot. Todos ellos establecieron su taller en el mismo lugar que Fortuny. Moragas asistió con sus compañeros a las clases de la prestigiosa Academia Giggi, donde coincidían con artistas internacionales. Allí practicaron el dibujo de modelos desnudos o vestidos, y también estudiaron composición, trabajando tanto el dibujo como la acuarela y el óleo. Durante sus momentos de ocio, Moragas recorría toda la ciudad de Roma y sus alrededores, mostrando un gran interés por los temas populares, y realizó magníficos apuntes del barrio del Trastevere, Ripetta y otras localidades cercanas a Roma.
De vuelta a su estudio, Moragas trasladaba las escenas romanas, sus personajes populares y las ruinas monumentales de la antigua Roma a cuadros pintados al óleo y a la acuarela. Estas obras fueron compradas por marchantes de París y Londres. Moragas formaba parte de la escuela de Roma, y él y Fortuny se integraron activamente en la vida cultural de la ciudad, asistiendo a tertulias y actividades sociales.
En 1864, después de alcanzar cierta estabilidad y reputación, Moragas decidió pasar una temporada en Barcelona. Durante este tiempo, recibió varios encargos importantes y se dedicó a temáticas costumbristas catalanas, obteniendo una gran acogida. Además, realizó diversos estudios y retratos, algunos de ellos en miniatura.
En 1866, Moragas regresó a Roma para continuar su formación. Su amigo Fortuny le pidió que trabajara en unas obras para exponerlas en Madrid, junto a algunas de sus propias pinturas. Así, Moragas expuso en varios talleres y estudios, y en 1867 recibió una mención honorífica de primera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, donde obtuvo un gran éxito. El resultado fueron numerosos encargos.
Moragas también se interesó por la temática orientalista. En el verano de 1867, una epidemia de cólera lo obligó a trasladarse a Nápoles, donde se vio profundamente influido por la obra naturalista del pintor Domenico Morelli. En su viaje, visitó las ruinas de Pompeya y, ese mismo año, debido a una enfermedad, viajó a Ariccia, en las afueras de Roma, donde se recuperó sin dejar de hacer apuntos para futuras obras. En diciembre regresó a Roma totalmente recuperado.
En enero de 1868, para atender mejor a sus marchantes y visitantes, Moragas y Fortuny instalaron sus talleres en Villa Pegnatoski, en las afueras de Roma. La fama de Moragas fue en aumento, y su obra fue cada vez más apreciada.
En 1869, Moragas regresó a Barcelona debido a la enfermedad del padre de su prometida y de su madre. Ambas fallecieron poco después, lo que aceleró su matrimonio. Moragas se trasladó con su esposa a Sant Boi de Llobregat, donde continuó pintando hasta que recibió la noticia de la muerte de su padre. Ante estos acontecimientos, decidió regresar a Roma para terminar los encargos pendientes.
En febrero de 1870, Moragas volvió a Barcelona, y el 1 de enero de 1871 nació su primer hijo, Lluís.
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